(Facultad de Humanidades y Ciencias.
Santa Fe, 8 al 10 de agosto de 2012)
Autores:
Besoky, Juan Luis –foto– (CONICET)
Moya, Alberto (FPyCS-UNLP)
Política y humor en la revista El Caudillo
Resumen
En esta ponencia, pretendemos
dar cuenta de las marcas discursivas de un medio que sumó las páginas de humor
a un ideario político para contribuir a un proyecto de demolición de sus
adversarios. El medio elegido es el semanario El Caudillo, expresión orgánica de los sectores ortodoxos y
contra-revolucionarios del peronismo e identificada con la línea que
sustentaba los crímenes de la Triple A, una organización terrorista de ultra
derecha que acabó con la vida de dos mil personas del campo popular durante la
democracia de 1973-76.
Un antecedente:
Un antecedente:
La construcción del enemigo: el estereotipo de la izquierda
¡Los engañamos,
no somos peronistas,
El Caudillo de la Tercera Posición[2] apareció el 16 de noviembre de 1973 (un mes después de la asunción de Juan Perón; a dos del crimen contra José Rucci). La revista monocromática que instaba a dar la vida por "Perón, Dios y la Patria", proclamaba:
El mejor enemigo es el enemigo muerto
Diagramado igual que El
Descamisado –de la Juventud Peronista–, planteó una "lucha frontal"
contra "infiltrados marxistas" que pretendían "apropiarse del
movimiento" peronista. Su heterogénea lista de "enemigos" incluía
a Montoneros; agrupaciones juveniles de izquierda; funcionarios del gobierno de
Héctor Cámpora; comunistas; la guerrilla del ERP; dirigentes radicales;
religiosos tercermundistas; la "sinarquía de derecha"; dirigentes de
la comunidad judía y abogados de derechos humanos. Su director, Felipe Romeo,
integró la ultraderecha en la masacre de Ezeiza (1973). Su jefe de Redacción
fue el falangista José Miguel Tarquini.[3]
Romeo y Tarquini, de
personalidades muy diferentes, sólo tenían en común el interés tercermundista
del peronismo. La revista empezó sin publicidad pero en el tercer mes empezó a
tenerla casi con exclusividad por parte del Ministerio de José López Rega. Poco
después, Tarquini renunció y se fue a España.[4]
En una segunda etapa, a partir
del 17 de octubre de 1975, El Caudillo
fue financiada por Lorenzo Miguel, pero sólo hasta fin de año, en que dejó de aparecer.
El
humor
A
partir de la segunda edición,
Tarquini incluyó, casi siempre en la penúltima página,
una sección de Chismes y entretenimientos
que luego se convertirá en la de humor.
Un análisis de sus viñetas
permite hallar continuos rasgos estéticos que contribuyeron a crear un
estereotipo del militante de izquierda.[5]
La
caracterización de homosexuales no fue propia de Tarquini, aparecerá más
adelante; pero sí abundó la relación con el judaísmo, el psicoanálisis y hasta
se los trató de “vagos”.[6]
La figura del Montonero fue representada
con lentes de intelectual, grandes orejas, nariz aquilina y con distintivos
como la estrella de David, la hoz y el martillo o la bandera estadounidense.
Estos rasgos buscaban enfatizar la caracterización de los sectores de la
Tendencia revolucionaria como intelectuales (por lo tanto, no trabajadores);
marxistas [Ilustración 2] (no peronistas; o sea, infiltrados); judíos
(apátridas) y pro yanquis (agentes de la CIA) [Ilustración 1].
Le sumarán a algunos gestos y
ropas de mujer para tildarlos de homosexuales [Ilustración 6] y de drogadictos
[Ilustración 4].
El estereotipo –como señala Burke–
puede no ser del todo falso, aunque a menudo exagera elementos reales y omite
otros. El caricaturista apela a prejuicios pre existentes al mismo tiempo que
los refuerza:
El estereotipo
puede ser más o menos cruel, más o menos violento, pero, en cualquier caso,
carece necesariamente de matices, pues el mismo modelo se aplica a situaciones
culturales que difieren considerablemente una de otras.[7]
En este sentido, interesa
rastrear algunos lugares comunes de los cuales se asirá la revista para
establecer una mirada[8] sobre
la izquierda.
Al enemigo…
El
espectro de enemigos quedó graficado en “Seis
proyectos municipales para la patria nacional-justicialista (Asunto: La horca
más alta del mundo)”, donde sobre la “subestructura
original” del obelisco se ponían lazos de cuerda bajo distintos símbolos:[9]
Para los delincuentes
económicos (una estrella de seis puntas con el signo $)
Para los yanquis
(el obelisco como misil con la inscripción USAF)
Para los bolches
(con una estrella oscura de cinco puntas más la hoz y el martillo)
Para los masones
(la punta del obelisco aparece como un triángulo que une tres puntos)
Para los gorilas
(como una palmera con cocos)
Para los liberales
(con un gorro frigio)
Los
infiltrados
De
todos, el más atacado fue el sector interno de izquierda. Desde temprano fue
presentado el personaje insignia: “Ortodoxio”,
quien interpelaba a “Tendencio”[10],
lo tomaba del cuello, lo hacía transpirar o lo ridiculizaba. Ortodoxio, siempre arremangado hasta los
codos, usaba bigotes y tenía una cabeza con forma de P que encajaba en medio de
un gran escote en V. Tendencio
parecía recubierto por una sábana, como los del Ku Klux Klan, pero con una T en
el pecho.[11]
En
otra ocasión, Tendencio cavaba un
pozo cuando Ortodoxio le preguntó qué
hacía.
–“Profundización doctrinaria”.
–No vas a ir muy lejos. Esas
herramientas no sirven para este laburo.
Tendencio cavaba con una hoz y un martillo.[12]
Una
tira de este personaje fue reproducido por la izquierda en una nota que
pretendía ‘esclarecer’ acerca del “diversionismo ideológico” que practican
medios de derecha y bajo el subtítulo “los encapuchados son ellos” acompañó la
foto con este epígrafe:
Después
de los feriados del corso, Tendencio
se quitó la capucha al tiempo que decía:
Debajo,
aparecía con barba, pelo largo, lentes y una estrella en la boina.[14]
[Ilustración 8]
Esa
caracterización de ‘comunista’ calzaba con el discurso que tildaba de
“infiltrados” a los de la Tendencia.
En
uno de los primeros dibujos, la “metamorfosis
de un símbolo” exhibía una V con una P en el medio que, paso a paso, se
transformaba en un puño encadenado sobre una base que decía “imperialismo de
izquierda” como consecuencia de que “la cosa se enzurda”.[15]
Temas
recurrentes fueron la “alternativa independiente” o la “patria sucialista”.[16]
En
la misma línea estuvieron “El infierno
del Dante Gullo”, donde a los de FAR siempre se los trataba como FAR-Tontos
y a El Descamisado como El
Descabezado.[17]
El Caudillo
acompañará las directivas de Perón plasmadas en el Documento Reservado del
Consejo Superior Peronista, donde se llamaba a combatir “la infiltración de
esos grupos marxistas en los cuadros del Movimiento”. En una viñeta sobre una
marcha de Montoneros con militantes que se frotan el trasero ante dos
espectadores, señalan:
–¿Y
estos desde cuándo andan así?...
–Desde
que comenzó la purga.[18]
También
se hará eco del cuestionamiento de Perón a la Juventud recordando su discurso a
los gobernadores del 2 de agosto de 1973[19].
En una viñeta, Sancho Panza y el Quijote con un escudo de la Juventud
Trabajadora Peronista, dicen:
En
el fondo, un molino tiene la inscripción “Consejo
Superior”.
El
carácter de infiltrados reaparecerá bajo el título “Caballo de Troya ‘74”, donde un caballo de madera porta la leyenda
“Patria sucialista”, de cuyo interior
bajan los supuestos guerreros con escudos de JTP, ERP 22, PB, FAR, JUP,
MONTONEROS, MVP.[21]
Con esta línea acompañará y celebrará El Caudillo los sucesos del 1° de mayo
de 1974 desde donde construyeron la “expulsión” de la Tendencia de la Plaza en el
día de los trabajadores. También apoyará la “limpieza de marxistas” en la
Universidad, en apoyo a Ivanissevich y Ottalagano, sus propulsores desde el
Rectorado de la UBA y el Ministerio de Educación [Ilustración 11].[22]
La
sinarquía
Entendida como conspiración
mundial entre el capitalismo, el judaísmo y el marxismo que intentaba destruir
la nacionalidad, fue una constante.[23]
En la viñeta “Para que no olvidemos, 1974: pacto ESSO-ERP. El pacto de la sinarquía”
una viñeta con el logo de la petrolera Esso entregaba billetes a otra con
cabeza de estrella de cinco puntas y brazalete de la guerrilla; en medio, un
nombre: “Samuelson”.[24]
La sinarquía era explicada a los
peronistas como “la pinza maldita” que pretendía boicotear el Pacto Social. En
dibujo a toda página,[25] ese
esquema de dominación representado como una pinza, exhibía en su brazo derecho
el apoyo de la patria liberal simbolizado por las “excrecencias de la
administración Lanusse”[26] y
los empresarios que generan desabastecimiento y caos con apoyo del diario La Opinión y la represión normal de las
fuerzas policiales. El brazo izquierdo, simbolizado por la patria socialista de
las “excrecencias de la administración Cámpora” y los ideólogos marxistas,
estimulaban el accionar guerrillero fomentando la agitación. Entre las pinzas,
se encuentra el obrero que, debido a la confusa información y al ataque
sinárquico, “reacciona con tomas de fábricas, manifestaciones, huelgas”. El
efecto es el aislamiento de la conducción sindical y la rotura del pacto
social.
En las últimas ediciones, a toda
página, Ortodoxio golpea a la
guerrilla en Tucumán y Córdoba con una tacuara en su mano derecha y, en la otra,
un garrote con el que hiere al gorilaje y el pulpo del desabastecimiento.[27]
En esa línea, al número siguiente,
mostrarán a un empresario que señala la necesidad de subir precios para no
restringir productos, mientras, a su espalda, amontona mercadería. Ortodoxio advierte:
¿Vieron, compañeros? Este es tan guerrillero como los de
Tucumán pero ni siquiera da la cara. Y castiga a nuestros hogares con la misma
violencia que la de los zurdos. ¡A éste también le va a llegar su turno!
“Qué dice el sinarca” graficaba a un gorila uniformado, con las iniciales de United States en la gorra, sentado frente a un banderín similar al de EE.UU., que decía:
–¡Ya está! ¡Me dejo la barba,
me cambió la boina y listo![28]
A un barbudo de melena sujetada con una vincha de Montoneros, vestido de gaucho pero con inscripciones en la remera de “CIA, FAR, Yale University”, le colgaban boleadoras con los símbolos del dólar y del comunismo.[29]
Cuando Augusto Pinochet se encontró con Perón, la revista
lo presentó bajo el lema “¡‘Bienvenido’
entregador de tu propia patria!”, como una marioneta manejada por la CIA en
cuyo brazo sostenía una espada “made in USA” y en el otro un maletín lleno de
dólares:
Pinocho es un títere
mentiroso que inmortalizó Walt Disney: fue utilizado por la CIA para voltear la
Segunda Posición en Chile, y erigir en su lugar a la Primera Posición
reaccionaria, gorila y liberal. (La TERCERA POSICIÓN Nacional-Justicialista LO
REPUDIA).[30]
Antisemitismo
Como
señala Senkmann,[31] la figura del Montonero era caricaturizada a menudo a través de la
iconografía antisemita. Diferente
será la representación del ERP: retratos de mujeres con el uniforme de guerrilleras,
la estrella y un fusil; aunque también cubiertos con una sábana y la estrella
de cinco puntas [Ilustraciones 4 y 7].
Pero el antisemitismo no estará sólo en la caracterización
de la Tendencia sino también contra figuras de la esfera pública como el
ministro de Economía José Gelbard o el director de La Opinión, Jacobo Timerman. Las críticas a Gelbard se harán más
frecuentes a partir de la muerte de Perón,[32]
mientras que para Timerman fueron desde siempre: con motivo de un conflicto
laboral en el diario, una caricatura de su Director en el escritorio tiene un
cartelito: “Federación sinárquica
mundial, primer presidente”. Frente a él, empleados famélicos levantan
carteles: “Gringo cerdo. ¡Los criollos
necesitan comer!”. Impasible, Timerman enciende un habano con un billete y responde:
–¿Istán mishiguenes? No poido, che… ¡No mi alcanza platita, linda para
concretar negocios de coima! ¿No ves, paesano, qui tengo qui hacer un blanqueo
y rajarme al exterior?[33]
Una
movilización de “Montoneros” fue graficada con melenudos y barbudos o
estudiantes llamados Jacobo, Raquel, Lázaro, Judith donde uno decía “Viva el paisano Kestelboim”.[34]
En
otra ocasión, en un diván, frente a un diploma del “Dr. Moscovich, médico psiquiatra”, una joven rubia delgada con
signo de la paz en el morral y flores en su jean de bocamanga ancha, se
lamentaba:
–¡Es alienante! ¿Viste? Fijate
que yo nunca fui peronista, después milité en la Tendencia y ahora de nuevo
estoy CONTRA Perón.[35]
“El feminismo es el reducto de las mujeres sin
esperanza, marxistas activas y lesbianas. Y, por sobre todo, feas”.
De
un editorial de Romeo
Estos prejuicios ya habían
aparecido –por ejemplo– en el caso del Frente de Liberación Homosexual, un
grupo de universitarios, intelectuales y sindicalistas, cuyo despliegue se
debió en gran parte al liderazgo del escritor Néstor Perlongher.
Bajo una pancarta con la
leyenda “Los putos con Perón”,
habían participado de la asunción de Héctor Cámpora el 25 de mayo de 1973 y
dentro de las columnas de Montoneros, en Ezeiza, el 20 de junio, en ocasión del
retorno de Juan Perón. Esto provocó la denostación desde la derecha peronista
que a través de pintadas, solicitadas y declaraciones públicas se referirá a
una alianza “entre la izquierda, los homosexuales y los drogadictos”[36].
El
Caudillo será uno de los
principales hostigadores; con más claridad desde su página de humor.[37]
Además de la ilustración 6, en otra caricatura, como la de una sesión de
terapia de “Grupo Tendencioso”, un militante afirma:
–Perón
no es mi tipo ¿Viste? Además, chicos, para que lo sepan, el Frente de
Liberación Homosexual adhirió a la JTP, aunque no tiene órgano que lo
represente en forma efectiva.[38]
En la gráfica de un
cacheo policial en la Plaza de Mayo durante el acto del día del trabajador; dos
militantes que portan un cartel del Frente de Liberación Homosexual conversan:
–¡Ay, Chongo! ¡Qué morochos más recios!
–¿Y si
pasamos de nuevo por ese puesto de palpación? ¿Eh?[39]
La homosexualidad será
cuestionada no sólo desde el humor gráfico. En un artículo de febrero de 1975,
con el equívoco título “Acabar con los homosexuales”, publicaron:
A los
que ya son, proponemos que se los interne en campos de reeducación y trabajo,
para que de esa manera cumplan con dos objetivos: estar lejos de la ciudad y
compensarle a la Nación trabajando por la pérdida de un hombre útil. (…)
Tenemos que crear brigadas callejeras que salgan a recorrer los barrios de las
ciudades, que den caza a esos sujetos vestidos como mujeres, hablando como
mujeres. Cortarles el pelo en la calle o raparlos y dejarlos atados a los
árboles con leyendas explicatorias y didácticas.[40]
Faloperos
La falacia
de “drogadictos” aparece en la ilustración 4 donde una militante de la JP
aparece inyectándose “falopa”. También en la sesión de terapia ya mencionada,
aparecen dos carteles:
Cuide la higiene de este consultorio: no arroje la
falopa al piso.
La falopa negociada no será derramada.
La
violencia
El asesinato de Carlos Mugica y el atentado contra Juan Abal
Medina fue analizado por la revista bajo la misma óptica: podía ser
responsabilidad de un sector como del otro. Así aparecerá el diálogo entre Tendencio y Ortodoxio en el N° 27:
–Aquí lo asesinaron al padre
Mugica… para mí que fueron los matones de la burocracia sindical, o las bandas
fascistas parapoliciales…
–Pensá lo que se te dé
la gana. Yo opino que bien pudo ser la ultraderecha como la ultraizquierda… Si
fue la ultraizquierda es porque se sintieron agredidos… si fue la ultraderecha
es porque estaban desactualizados. En todo caso… ¿sabías que los zurdos
ejecutaban a sus desertores y que el pentágono tiene a aquí sus agentes
terroristas? ¿O creés que me chupo el dedo como vos, pedazo de miope?
El
asesinato del abogado Rodolfo Ortega Peña en manos de la Triple A motivará la ironía
del “Réquiem para un Montonero” cuya primera y última estrofa dicen:
Era un punga de mi barrio
con más piojos que una urraca,
que por cosas de la vida
se prendió en la J. P.
se hizo zurdo, "de chiripa"
porque el punto no manyaba
de doctrinas, ni de líneas
y Perón, nada que ver.
Hoy
lo he visto, pobre "punga"
panza arriba en una morgue,
con un "zolaba" en el pecho
"que le impide respirar"
y vi dos solicitadas
en los "diarios combativos",
con el nombre del otario,
un "TE VAMOS A VENGAR".[41]
Estos
versos ofensivos serían denunciados por el diputado Héctor Sandler, de Unión
Del Pueblo Adelante (UDELPA), lo que devendrá en una dura respuesta de Romeo y
un lugar en la sección Oíme.[42] En
la página de humor, Sandler recibe un llamado de Ortodoxio:
¡Já.
Mirá como tiemblo!
En
otra viñeta, bajo el título “En la
ultrazurda”, dos personajes vestidos con sábanas, uno con la estrella de
David, otro con la estrella roja del ERP, dialogaban:
–¿Che, qué son las “TRES A”?
–“A” de ARRIBA, “A” de ABAJO…
y… ¡AY!... “A” de “ATRÁS”
El personaje se frotaba una nalga.
[Ilustración 9]
En
otra viñeta [Ilustración 10] dos mazorqueros con ropas de época, al ver pasar
un joven bien vestido, gritan “¡Mazorca!,
¡Mazorca!, ¡Los bolches a la horca!”. El muchacho (presunto representante
de la oligarquía) lleva un cartel que reivindica “Mayo-Caseros: Rivadavia, Mitre, Cisneros”. Los mazorqueros miran
con desprecio:
–¡Ché, Cutiño! ¡Mirá, otro
infiltrao!
–¡Sí será cajetilla, el
afeminao éste! Ya le vamo’ a dar también, por pichón de oligarca!..
Como
registraron Ladieux y Senkman[43],
la invocación de la Mazorca y la horca para bolches y judíos eran frecuentes en
los actos de la derecha peronista. Señala Ladieux:
Este cántico es un trágico
resumen de la visión que tenían sobre sí mismos, y la función que debían
cumplir los grupos de la derecha peronista. Si Juan Manuel de Rosas había
tenido a la Mazorca, Juan Domingo Perón los tenía a ellos.[44]
Esto aparecía representado en la viñeta donde remarcan
que, hacia 1845, Rosas se enfrentó contra ingleses y franceses; que en 1973,
Perón se enfrentó contra yanquis y marxistas. Ortodoxio increpaba a Tendencio:
¡A ver si te avivas de
una vez por todas, pedazo de ganso! ¡Esta es la tercera posición y al que no le
guste, o el exilio o el degüello. ¡No hay más opción! ¡¡Y de hacer falta resucitaremos
a la mismísima ‘Mazorca’, así el pueblo podrá darse el gusto de hacer tronar su
propio escarmiento por segunda vez!![45]
Epílogo
Luego del Golpe de 1976, los redactores
de El Caudillo huyeron o se
escondieron.[46]
Sólo Felipe Romeo volvió, en
1982, para reflotar la revista durante la guerra de Malvinas, aunque con otro
plantel y formato, que no es objeto de este estudio.
También Romeo habrá de huir a fines
de 2006, cuando fueron reabiertas las causas de los años ’70; tenía pedido de
captura por asociación ilícita y ocho homicidios. En 2009, sus familiares lo
dejaron inconsciente en el hospital Fernández con un cuadro de sida terminal.
Cuando murió, en abril, por mucho tiempo, nadie reclamó su cadáver.[47]
Anexo
Ilustraciones
Ilustración 1: N°7, 28 diciembre de 1973, p. 23
Ilustración 2: N°15, 22 febrero de 1974, p. 23
Ilustración 3: N°17, 8 marzo de 1974, p. 23
Ilustración 4: N°17, 8 marzo de 1974, p.23
Ilustración 5: N°7, 28 diciembre de 1973, p.23
Ilustración 6: N° 55, 17 diciembre de 1974, p.
23
Ilustración 7: N° 41, 30 agosto de 1974, p. 23
Ilustración 8: N° 17, 8 marzo de 1974, p. 23
Ilustración 9: N° 48, 18 octubre de 1974, p. 23
Ilustración 10: N° 49, 1 noviembre de 1974, p.
23
Ilustración 11: N° 49, 1 noviembre de 1974, p.
23
[2] Para un análisis específico de la revista
sugerimos ver: y Besoky, Juan Luis (UNLP): “La revista El Caudillo de la Tercera Posición. “Órgano de expresión de la
extrema derecha”. En Conflicto Social,
Año 3, N° 3, Junio 2010. Revista del Programa de Investigaciones sobre
Conflicto Social – ISSN 1852-2262 Instituto de Investigaciones Gino Germani -
Facultad de Ciencias Sociales – UBA. En http://www.iigg.fsoc.uba.ar/conflictosocial/revista/03/04_Besoky.pdf
[4] Moya:
“El facho honesto” (inédito).
[6] El
Caudillo, N° 22, del 12 de abril de
1974, pp 23.
[9] El
Caudillo, Nº 7, del 28 de diciembre
de 1973, pp 23.
[10]
Esta figura había aparecido originariamente en la revista Militancia Peronista para la liberación de Ortega Peña y Duhalde,
en el N° 9 del 9 de agosto de 1973. A partir del N° 11 fue presentado como
“Tendencio”, quien mantenía una postura crítica hacia el gobierno.
[11] El
Caudillo, Nº 4, del 7 de diciembre
de 1973, pp 23.
[12] El
Caudillo, Nº 7, pp 23.
[13] Nuevo Hombre, N° 57, febrero de 1974, pp
24.
[14] El
Caudillo, N° 17, del 8 de marzo de
1974, pp 23.
[15] El
Caudillo, Nº 3, pp 22.
[16]
El
Caudillo, Nº 8, del 4 de enero de
1974, pp 23.
[17]
El
Caudillo, N° 14, del 15 de febrero
de 1974, pp 23.
[18]
El
Caudillo, N° 4 del
7 de diciembre de 1973.
[19]
Allí Perón señaló: “Tenemos que educar a un pueblo que está mal encaminado, y
debemos encaminar una juventud que está, por lo menos, cuestionada en algunos
graves sectores. Lo que ocurrió en Ezeiza es como para cuestionar ya a la
juventud que actuó en ese momento. Esa juventud está cuestionada. Tenemos una
juventud maravillosa, ¡pero cuidado con que ella pueda tomar un camino
equivocado! Y ésa es obligación nuestra, ésa es tarea nuestra”.
[20]
El
Caudillo, N° 5,
del 14 de diciembre de 1973.
[21]
El
Caudillo, N° 19,
del 22 de marzo de 1974.
[22]
El
Caudillo, N° 49, del 1° de noviembre, y 52, del 26 de noviembre de
1974.
[24]
El
Caudillo, N° 21, del 5 de abril de
1974, pp 23. Víctor Samuelson era un ejecutivo de la petrolera Exxon,
secuestrado el 6 de septiembre de 1973, por quien el ERP cobró rescate.
[25]
El
Caudillo, N° 28, 24 de mayo de 1974.
[27] El
Caudillo, N° 63, del 19 de febrero de 1975.
[28] El
Caudillo, Nº 2, del 23 de noviembre
de 1973, pp 23.
[29] El
Caudillo, Nº 7, pp 23.
[30] El
Caudillo, N° 27 del 17 de mayo de
1974.
[31]
Senkman, L.: El antisemitismo en la Argentina. Centro Editor de América Latina,
Buenos Aires, 1986 p. 119.
[32] Señala
Senkman, Op cit, p. 133: “En esos días
era posible ver algunas calles céntricas de la Capital Federal con pintadas
donde se leía: ‘FUERA GELBARD JUDIO VENDE PATRIA’, ‘FUERA JUDIO BOLCHE’,
‘GELBARD SIONISTA’, y otras de la especie”.
[33] El
Caudillo, N° 32, del
21 de junio de 1974.
[34] El
Caudillo, Nº 5, del 14 de diciembre
de 1973, pp 23.
[35] El
Caudillo, Nº 6, del 21 de diciembre
de 1973, pp 23.
[38]
El Caudillo, N° 20, del 29 de marzo de 1974.
[39]
El
Caudillo, N° 26, del 10 de mayo de 1974.
[41]
El Caudillo, N° 39.
[42] El Caudillo, N° 42 del 6 de setiembre de 1974. “¡Oíme, Sandler!” era
presentado con esta bajada: “¡A vos te
hablo! ¡A vos, que en dos décadas pasaste por todas las posturas políticas
imaginables! ¡A vos, que ahora, volviendo a tus manas juveniles, pedís
represión para el periodismo y total impunidad para la guerrilla! ¡A vos, que
te sentís ofendido porque "El Caudillo" dijo con letra de tango que
"el que a hierro mata a hierro muere"! ¡A vos, ejemplar perfecto de
mutante político! ¡A vos te hablo!”.
[43]
Senkman relata un acto organizado por la Alianza
Libertadora Nacionalista el 22 de octubre de 1974 con motivo de la promulgación
de la ley de repatriación de los restos de Juan Manuel de Rosas donde se
escuchó a viva voz el “Mazorca, Mazorca, judíos a la horca!”. Senkman, L.
(1986). El antisemitismo en Argentina/2 (Vol. 149). Buenos Aires: Centro Editor
de América Latina. p. 144.
[44] Ladieux, J. I. (2005). La mazorca de Perón: prácticas ideológicas de la derecha peronista. Una
aproximación a partir de un estudio de caso. Mar del Plata 1970-1976. X
Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia. Rosario: Universidad
Nacional de Rosario.
[45]
El
Caudillo, N° 32, del 21 de junio de 1974.
[46]
Entrevistas con sus ex redactores Luis Saavedra, Luis Cabré y Héctor Simeoni.
Moya: “El facho honesto”; algunos adelantos, publicados en Veintitrés, Op. Cit.