Sus libros o citas en otros. (Foto: H. Lima Quintana; O. Bayer y Q. Llopis).

Decidí que, de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía. Rodolfo Walsh

Mercedes Sosa y Ariel López (2007)


Cuando ‘La Negra’ cantó en la esquina de mi casa (Mitre y 6) en el 31º aniversario del Golpe de Estado, conté la historia de quien la trajo: Ariel López, ex funcionario de la dictadura que pretendía lavar su pasado. Su actual jefe, el intendente Juan Mussi, había criticado en 1980 aquella complicidad. Así lo revelé en mis investigaciones 'Las puertitas del Sr. López' y 'Operación Gordo Bueno', acerca de cómo se gestó la complicidad civil con los genocidas en Berazategui"
Alberto Moya
LA RESPUESTA DEL FUNCIONARIO:

Se cuelgan de las pelotas de los desaparecidos”, respondió López, secretario de 'Cultura', a quienes le criticaron que hubiese colaborado con la dictadura. Lo hizo en una entrevista exclusiva con Alberto Moya y Daniel Sueldo (el único a quien convidó mate durante el encuentro).

López creía que Moya era el ideólogo del escrache que había padecido en la Carrera de Miguel (Sánchez, maratón en memoria del atleta desaparecido en la Berazategui). También le reprochaba la nota de tapa en el periódico Art.14 (edición 164; marzo de 2007) y lo había tildado de "delincuente periodístico" por FM Del Este, tras su primicia de "El Arrepentido" ex presidente del Concejo Deliberante que denunció haber llevado "las valijas de la corrupción" (2005).

Con todo, hay que reconocerle a López, ser el único funcionario de la administración mussista que, tras acusaciones o denuncias, cumplió en dar una entrevista.

La nota era mucho más amplia. Su versión original en papel (puede leerse aquí abajo) fue editada por el periódico Realidad, que dirige Sueldo (ex productor de Horacio Embón), quien la consideró "del nivel y estilo de Página/12". Fue luego reproducida por El Editorial, de Jorge Módica, y Ultima Hora, de Roberto Pildayn, quien la consideró "la mejor investigación escrita sobre el tema en la región". Mereció también elogios de candidatos y concejales.


Las puertitas del señor López

Ariel López dice que su incorporación a la dictadura se dio en el contexto de una “transición a la democracia”. No es cierto. Esa transición se dio después de la guerra de Malvinas, en 1982, y no en la temprana sucesión de Jorge Videla, cuando el dictador Eduardo Viola hablaba de “sancionar instrumentos que habilitarán (a los partidos) a que se integren a la tarea común de consolidar una democracia”; meras palabras de ocasión que también había proferido Videla (el 19 de junio de 1979).

Que los militares decían una cosa y hacían otra era sabido por vecinos como el obispo Jorge Novak o Luis Farinello (y Jorge Asís o Julio Bárbaro, de la cultura), firmantes de una solicitada en Clarín (30 de marzo de 1981) que el futuro jefe de Prensa de Berazategui pudo leer:
Deben aparecer con vida los desaparecidos. Restituirse la libertad a los (presos) políticos y gremiales. Debe cesar la censura y toda limitación a la libertad de expresión, a la educación y la cultura”.
La Cultura –oh, paradoja– es el área desde donde López trajo a Mercedes Sosa, censurada y exiliada en tiempos en que él traspasaba las puertitas del gobierno; tiempos en los que el general Albano Harguindeguy, declaraba a La Nación (16 de septiembre de 1981): “En 1984, no habrá elecciones. El presidente de la Nación será designado por la Junta”, y –al mes siguiente– prohibían celebrar el 17 de octubre; cosas que parecían no importarle al socialista López.

Ninguna transición

Por entonces, Berazategui estaba tutelada por el Area 116 en que estaba parcelado el comando de subzona 11 (que dejaba a Quilmes en el Area 111). La ciudad en la que López golpeaba puertitas de cuarteles era monitoreada desde el Batallón de Comunicaciones en City Bell, con campo de concentración en la planta transmisora Los Plátanos (Transradio).

Sus víctimas –según la causa 382, elevada el 22 de junio de 1984 al Juzgado Federal 2, de La Plata– pueden estar en tumbas NN del cementerio de Ranelagh, localidad donde desde hace medio siglo López vive.

Si bien para cuando López traspasó las puertitas de la Intendencia, ya habían sido desaparecidas ocho decenas de vecinos de Berazategui, continuaba la pretensión del poder por escarmentar al pueblo: “En pocos países, puede darse eso de que comamos todos los días”, justificaba el brigadier Omar Graffigna (La Prensa, 11 de agosto de 1981) como práctica militar de lo que los grandes industriales ordenaban.

A tal punto llegaba la explotación obrera, que hasta los sindicalistas más mansos amagaron con denunciarla en la asamblea suiza de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Para evitarlo, la dictadura ofreció –entre otras concesiones– cuatro intendencias del conurbano sur. Una de ellas, según contaron en la Casa del Peronista, fue Berazategui.

Sólo faltaba encontrar quien prestara la cara.

A España, a convencer al profesor Rodolfo Spadaccini, habría viajado un operador del Centro Comercial. Ariel López niega haber sido él. Pero algún mérito debió tener para que, tras la asunción del 3 de julio de 1981, se colocara su nombre en la puertita de la Dirección de Prensa y Ceremonial, un lugar clave para modelar la ‘imagen’.

Aniversario

Luego de colaborar, durante un tercio del tiempo que duró el Proceso, con los dictadores Viola (más los interinatos de Tomás Liendo, Pedro Lacoste, Alfredo Saint Jean), Leopoldo Galtieri y Reynaldo Bignone, se dio el lujo de abrirle las puertitas al nuevo gobierno: el maestro de ceremonia que leyó en acto público el decreto 1516 con que la dictadura se despidió para dar la bienvenida al democrático Arturo Ramón, con quien no tenía nada que ver, fue López.

Cuando ese mandato terminó –hacia 1987– para dar paso a la asunción del converso Juan Mussi, con él López tuvo otra puertita a la que golpear. En la nueva administración, se atrincheró desde el área de Cultura.

A 31 años del Golpe más criminal (y fulminante de la posibilidad de una Argentina con desarrollo económico), hay otro contexto. En el actual, el jefe de López necesita ser el candidato a intendente del presidente Néstor Kirchner; por eso, se suma a su ola progresista y sobreactúa la defensa de los derechos humanos que ayer criticaba; Mussi es el responsable de que trajeran a una figura que concitara a los medios nacionales, para exhibirse ante la Casa Rosada.

Concretada la nueva operación de ‘imagen’, López se trepó al escenario junto con su jefe para sacarse una foto con la ex perseguida. Este 24 de marzo, –se lo vio– fue el más sonriente de todos.

Ariel López se ríe junto al intendente Mussi y a Mercedes Sosa.




En 1980, Mussi criticó lo que hizo Ariel López

Operación ‘Gordo Bueno’

Cuando atendió el teléfono, el interventor Rodolfo Elizagaray, fastidiado, debió admitirle a El Sol: “Sí, dejo la Intendencia”. Había sido confirmado 24 días antes. Pero un llamado previo le había bajado la orden desde la Gobernación, donde ese viernes 26 de junio de 1981, a las 10, entraba Rodolfo Spadaccini a recibir la oferta del cargo.

Por la tarde, en su joyería, el civil intentó bajarle el tono: “No me gusta hablar hasta que no tenga seguridades”. Ese silencio era parte de la estrategia que le había marcado Ariel López. Primero había que operar sobre la prensa.

En el diario del lunes, colaron a Spadaccini entre otros ‘candidatos’: Comerio, juez de Faltas; Pallasá, presidente de los Industriales; Bertoia, colaborador del ex intendente Greco; y un quinto a quien no mencionaban, un modo de generar expectativa sobre el cerebro de la operación: Dante Palladino.

Por esos días, el general Reynaldo Bignone exhortaba a un grupo de intendentes bonaerenses a “tener coraje cívico para ejercer la función pública y lograr una democracia plena”.

Palabras repetidas por el balbinista Máximo Ferrero, presidente de la UCR local, en la asunción de Spadaccini: “coraje cívico” de este “apolítico, no afiliado a ningún partido”.

A la ceremonia del nuevo interventor, vinieron sus pares Julio Cassanello (Quilmes); Oscar Mingote (Varela); Simón Sookian (de Brown) y el subsecretario de Gobierno Fernando Madero (enviado por su jefe Carlos Fernández Gil), con transmisión en vivo por Radio Provincia.

Elizagaray, el fastidiado, se fue en medio del acto en el que juraron Eduardo Cantelli (secretario Privado); Jorge Manzur (en Hacienda) y el agrimensor Federico Haymes (Obras Públicas) quien se hizo cargo en forma interina de Bienestar Social, el área vacante porque (según El Sol) había sido rechazada por Juan José Mussi.

Ariel López ya colabora como jefe de RRPP y Ceremonial”, destacó el diario.

Pero faltaba la Secretaría de Gobierno y Cultura. Otro estratégico vacío pensado para destacar a la asunción de quien la ocuparía: Dante Paladino. El presidente del Centro Comercial e Industrial se alisaba el saco ante la prensa: “Es un acto de justicia que Berazategui sea gobernado por vecinos”.

Spadaccini, el 4º vecino de los 13 intendentes (8 militares) que había tenido Berazategui, encaró hacia los periodistas sobre los que López había operado. No pudo ocultar su ignorancia:
Debido a lo súbito del nombramiento, aún no estoy al tanto de la situación. No podemos destruir lo que se ha hecho, tiene que haber una continuidad. No se va a perseguir a nadie. Si soy acribillado desde el vamos, no podré gobernar. Tengo la impresión de que la gente deseaba que sea intendente”.
De este cincuentón decían que, en los ‘40, se había contactado con el peronismo. Fue contrariado por Justo Rodríguez, héroe de la Resistencia:
Lo conozco bien poco y no sé si tuvo trayectoria en el Justicialismo”. 
Era cierto, a principio de los ‘70, Spadaccini estaba con el MID, de Rogelio Frigerio.

Su imposición fue criticada hasta por el presidente del Círculo de la Prensa, Santiago Flamini:
Para que esté representado el pueblo, se debería haber convocado a todas las instituciones y, de allí, elegir una terna para elevar al gobernador”.
La única relación que este técnico químico tenía con instituciones era ser tesorero de la futbolera ADB. Y respecto de la relación con lo laboral (había sido delegado de Ducilo), bajo el subtítulo “Versiones”, El Sol cerraba la nota: “Habría sido postulado por dirigentes sindicales de la Comisión Nacional del Trabajo, al igual que el Ing. Mingote en Varela”.

Mussi

Hasta Mussi, de quien se publicó que había rechazado Bienestar Social, criticó la operación de Ariel López:
Debería darse otro tipo de salida a la civilidad, a través del voto, sin proscripciones, y que podamos votar todos, en libertad, por quien queramos”.
La cartera ‘rechazada’ habrá de ser ocupada por el Dr. Horacio Pedrueza, quien asumiría el viernes 10 junto a Paladino. De ese modo, la foto fue sólo para ellos: El cerebro y el operador, Paladino y López, muy sonrientes, estrechaban sus manos y ocupaban la cuarta parte de la portada de El Sol en una foto en que faltaba el intendente.

No habían hecho semejante operación para que los laureles se los llevara un gordo bueno.

Palladino vivía en Berazategui desde que llegó de Santa Fe, a los 12 años. Tenía 46. Había sido electo concejal en 1962 y pretendido ser intendente en el ‘73; aunque por un sector del PJ que no estaba con Perón. Ahora tendría su oportunidad: Ya en el ‘79, había integrado la Comisión de Vecinos que discutió con Elizagaray las tasas retributivas. Con ese antecedente, se lanzó a presidir el Centro Comercial en 1980. Y al año siguiente, desembarcaba en la Intendencia, con un puesto estratégico, gracias a la bonhomía del profesor a quien pensaba manejar y a la operación de López.

La estrategia era hacer política desde un segundo puesto para, después sí, con la recuperación de la democracia, postularse al voto. Casi lo logran. Pero ésa es otra historia.

El gobernador

El general que manejó la Provincia durante el canje de Intendencias por silencio fue Oscar Bartolomé Gallino, jefe del batallón Viejobueno cuando la masacre del 23 de diciembre de 1975; donde tres meses después se centrará la represión ilegal para el Area 111 (Quilmes).

Quince años después de aquel combate contra el ERP, Gallino dio la cara ante la revista Todo es Historia: “No sé si eran dos o tres los soldados fallecidos”, dijo en tono minimizado, y demostró así su desprecio por la vida de los subordinados Caballero, Grimaldi, Ruffolo y Sessa.

A pesar de que el Ejército fue avisado (por el espía Jesús ‘Oso’ Ranier, de Berazategui), sólo ocupaban sus puestos los oficiales Eduardo Abud y Roberto Barczuk. “Yo estaba en mi casa”, admitió el muy Gallino.

Quien recibiera el sable de general por manos de Isabel Perón justificó la matanza de quienes la derrocaron en que
Peleábamos aquí la tercera guerra mundial (…) Querían hacer un país tipo Cuba. No se ha reconocido el mérito de haber revertido aquella época tan desgraciada. Es un reconocimiento que el país le debe a las Fuerzas Armadas, haber triunfado sobre una subversión que nos hubiera impedido el gobierno democrático, y espero que exitoso, que tenemos
Así lo evaluó hacia febrero de 1991 (en tiempos del indultador Carlos Menem).

Ese era el militar a cuya puertita golpeó López y de quien, ahora, quiere hacer creer que era ‘aperturista’.


Nota de Moya en el periódico Art.14:

Cuando ‘El Negro’ interrumpió a ‘La Negra’

La Negra cantaba Gracias a la Vida, de la comprometida Violeta Parra, en medio de la emoción más alta hasta ese momento. Entonces, el intendente cruzó la Av. Mitre, imperceptible para el gran público. Trepó una escalerilla por detrás del escenario.

Apenas terminada la canción, el otrora correcto Dardo López (pariente de Ariel) interrumpió en el escenario:

–Permiso, señora.

A continuación, le leyó parte del decreto que la tiene de protagonista:

–Declárese ciudadana ilustre a la señora Mercedes Sosa, con motivo de su visita…

Y, como si le deparara una grata sorpresa, hizo pasar al ex funcionario de la dictadura, Ariel López, y a Juan Mussi.

Traían un papelito en una carpeta de cartulina color índigo con el escudo municipal en blanco.

Su entrega era la excusa para la foto.

–Muchas gracias –susurró Sosa.

–Gracias por todo. Que Dios la bendiga. La quiero mucho –recitó el intendente sobre el escenario.

A continuación, la saturaron con una placa de vidrio y una bandera cuyo origen fue confundido por la señora a quien ‘el Negro’ Mussi corrigió:

–¡Berazategui!

–Ah, Berazategui; perdón.

–Con la palomita de la paz –aclaró, con tono ya más político.

El pequeño furcio pasó desapercibido por los parlantes que aturdían con la perorata de Dardo López y los aplausos de los funcionarios que ocupaban las decenas de hileras de sillas que tenían reservadas adelante de todo.

Cuando el ruido cesó, La Negra arremetió mientras los funcionarios bajaban:

–Hoy es un día muy especial para mí, también. Gracias a la vida, una vez más; que me ha dado la vida, que me ha dado el canto…

Parecía repasar la canción en la que Mussi irrumpió. Pero ya cuando el escenario quedó despejado, lanzó la ironía:

–… Recibo tantos premios que creo que más los recibo por lo que les amargué la vida a algunos que por el canto. (Carcajadas del público).

De inmediato, relató lo que había dicho un Presidente en Santo Domingo:

–Sí, sí; canta muy bien; pero no piensa bien –Más risas.

Y repasó cómo estuvo a punto de ser deportada, en el avión que la había traído desde Puerto Rico, por sus declaraciones en el nuevo país gobernado por un tirano.

Habló mucho; su alocución más extensa en la noche. Necesitó cuatro minutos y diez segundos para retomar el clima. Pero lo logró; lo que fue festejado por un público despierto que –habrá de demostrarlo con sus aplausos a Rodolfo Walsh– sabe quién es quién.


Funcionario que participó de la dictadura contrata a Mercedes Sosa para recordar a los desaparecidos.

Ahora, «todos somos derechos y humanos»

Cuando la Municipalidad de Berazategui difundió que había contratado a una de las artistas más caras del mundo para engalanar la jornada de reflexión y memoria del 24 de marzo, todos los sectores de oposición salieron que recordar el pasado dictatorial del contratante: el secretario de Cultura, Ariel López.

Funcionario del intendente Mussi desde hace veinte años, había sido jefe de Prensa y Ceremonial durante dos años y medio, esto es casi 30 de los 93 meses de lo que se llamó Proceso de Reorganización Nacional.

La movida del gobierno comunal se da en el contexto de un año electoral en el que aún no se sabe quién será el representante del presidente Néstor Kirchner en el distrito.

El gobernante clan Mussi, pretende que el recambio dirigencial no vaya más allá del nombre del intendente, sin alterar el apellido. Esto es, Patricio por Juan.

En cambio, el original Frente por la Victoria (Mario Giacobbe, Quique Kraft, Luis Terminiello, Jorge Sívori, etc.) se ven a sí mismos como los únicos con autoridad moral para recordar sin contradicciones a las víctimas de la dictadura.

En este sentido, Daniel Villani (ARI) recordó las posturas que Mussi tuvo contrarias a los organismos de derechos humanos; a las Madres de Plaza de Mayo; al sobreviviente de la Noche de Los Lápices, Pablo Díaz (por entonces, en el Frepaso) y un largo etcétera. Incluso, aportó las fotocopias de los recortes periodísticos en los que se reflejaron aquellas posturas.

Este 24 de marzo, el Presidente eligió Córdoba para realizar un acto conmemorativo: la conversión en museo de la memoria en la sede del campo de concentración «La Perla», dependiente del III Cuerpo de Ejército, donde torturaba y mataba el general Luciano Menéndez.

Mussi quiso inscribirse en la misma tónica.

Así le salió.

Las críticas

Tanto la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), de Berazategui como la Comisión por la Memoria local, entre otros organismos, recordaron el pasado dictatorial del funcionario a cargo de la movida «para lavar la imagen del intendente».

«Mi vecino Ariel López fue jefe de Prensa y Ceremonial municipal durante la dictadura», recordó Jorge Moyas, de Ranelagh, presidente de la APDH.

De inmediato, los Movimientos Libres del Sur y Barrios de Pie expresaron su malestar por el «oportunismo» del gobierno local y recordaron que «el HCD local, el 24 de marzo de 2006, ante el proyecto presentado por el bloque Frente Para la Victoria en el que solicitaban una placa recordatoria en el recinto, dudó en aprobarlo y luego (poco convencidos) se comprometieron a colocarlo. A casi un año, no lo hicieron».

Por su parte, el intendente hizo caso omiso a las críticas y manifestó: «Es muy importante que se recuerde nuestra historia, para no repetir los errores, y quién mejor para recordar esta fecha que Mercedes Sosa. Para nosotros es un honor que haya aceptado venir a Berazategui. La nombramos ciudadana ilustre porque consideramos que es una persona honorable y digna», agregó Mussi.

Nadie aclaró si debió ser considerada ‘visitante’ ilustre en lugar de ciudadana.

Mucho menos, en medio del clima exultante que vivían luego del concierto de dos horas y diez minutos, en el que el diputado provincial por la ciudad se animó a bailar una espontánea chacarera como toda respuesta.

López responde

Ariel López contestó a quienes señalaban la contradicción entre haber sido funcionario de la dictadura y contratar a Mercedes Sosa para rememorar a sus víctimas. Lo hizo en la radio preferida del oficialismo, donde no habló de dictaduras sino de ‘gobiernos militares’:

«Desde el Centro Comercial, dimos batalla contra los gobiernos militares y pedimos la instalación de un gobierno comunal de vecinos. Se dio en la transición y me invitaron a ser parte de ese equipo que componían vecinos caracterizados que nada tenían que ver con el gobierno militar».

Aunque admitió de hecho que fue funcionario del Proceso (entre junio de 1981 y diciembre de 1983), intentó argüir que su recuerdo se usa para «mellar la presencia de Mercedes Sosa».

En su defensa, echó mano de la execrada teoría de los dos demonios:

«Los que hicieron uso de la violencia de uno y otro lado», argumentó, cuando nadie lo apuraba.

«Si haber sido director de Prensa de un gobierno de civiles entre 1981 y 1983 es imputable, yo ya no entiendo más nada».

A continuación, se definió a lo Gandhi como «un paladín de la no violencia», y repitió varias veces que siempre vivió en Berazategui, cosa que no estaba en discusión.


El comunicado de los organismos de DDHH

Cada aniversario del trágico 24 de marzo de 1976 convoca al pueblo bajo una sola consigna: memoria, verdad y justicia.
Para el intendente Juan J. Mussi no es así. No sólo pretende seguir gozando de los favores del poder político nacional sobre la base del ocultamiento de la realidad doliente en la que muchos vecinos viven marginados, la depredación del ambiente, el flagelo del paco y los privilegios económicos que gozan algunos funcionarios del gobierno municipal, todo avalado por una propaganda oficial plagada de mentiras. También alarma el desconocimiento a la Justicia, como son las reiteradas observaciones del Tribunal de Cuentas de la Provincia que, año tras año, reclama al municipio cifras millonarias por el manejo de fondos públicos. Ahora también nos quiere someter al olvido. No olvidamos que el funcionario que Mussi puso al frente de Cultura y que ahora organiza los eventos que evocan el Golpe, fue funcionario de la dictadura. Ariel López fue director de Prensa y Ceremonial, dependía de la Secretaría Privada del intendente Rodolfo Spadaccini, entre 1981 y 1983. Quienes participaron en esa gestión no lo hicieron por distraídos, sino de acuerdo con un proyecto afín a las intenciones de la dictadura de permanecer en el poder a través de un ropaje civil adicto. Ariel López a cargo de Prensa y Ceremonial no debía ignorar que contemporáneo a su función municipal ocurrían graves violaciones a los derechos humanos.
Tampoco olvidamos que el intendente Mussi sabía a la perfección la historia de Ariel López cuando lo puso al frente de la Secretaría de Cultura. Como también sabía quién era el torturador y asesino Luis Patti cuando compartió la boleta en las elecciones del 2005, gracias a lo cual logró los votos para imponerse al Frente Para la Victoria. ¿Qué pretende ahora el intendente? ¿No le parece suficiente que soportemos sus mentiras y reiteradas faltas a la Justicia; también quiere que suframos súbita amnesia colectiva? ¡Se equivoca! El pueblo jamás olvida y menos aquellos que sufrimos en carne propia la desaparición, la cárcel, la tortura y la muerte en manos de la dictadura y de todos los cobardes que colaboraron con el régimen militar.
¡No olvidamos!
Juicio y castigo a los culpables
Una sola bandera:
Memoria, verdad y justicia
Firman: Ex detenidos desaparecidos de Berazategui. Agrupaciones políticas. Organizaciones gremiales. Movimientos sociales. Asociaciones por los derechos humanos. ONG ambientalistas. Sociedades de fomento. Centros de jubilados. PyMes. Pequeños comerciantes, vecinas/os de Berazategui en contra del terrorismo de Estado, la impunidad, la corrupción y la mentira.

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